jueves, 20 de julio de 2017

Pollo hindú (el mejor) (oye, de verdad de la buena)


Mira que ves recetas al cabo del día. Y anda que no hay de pollo hindú, con sus miles de especias. Muchas las pasas de largo, a ver de dónde pillas eso con nombre tan raro. En mi caso soy coleccionista de granitos, polvillos y demás sustancias aromatizantes. 

La mayoría de las recetas de pollo que he visto , así con todo ese bagage de olores, suelen comenzar o contener en algún lugar del título la palabra "curry".  Tienen su proceso inicial de maceración de la carne y luego su cocción, normalmente con leche de coco. Además van al final acompañadas de un arroz aromático y su tres litros de agua para aguantar el picor.

Toda la introducción , habréis supuesto, es para plantaros ahora un gran "PERO". Como oí el otro día en una película: "Todo lo que digas antes del pero no sirve para nada". No es correcto del todo, oye, que me lo he currado. El caso es que la receta que sigue, para mí y todos los que la probamos aquella noche, es la mejor de entre todas las del universo "curry de", del mundo mundial.  Y eso que curry en sí no veréis en los ingredientes, sólo el que lleva el garam masala.

La carne se queda tierna nivel fusión. Jugosa, nada seca. El sabor no es intenso, ni tampoco pica a rabiar. El aroma exquisito. Ya os digo, sólo tenéis que probarla. La encontré en el canal Tasty y lleva algunas modificaciones. He aquí mi versión. De veras, espero que la disfrutéis al máximo. Si no encontráis los ingredientes..? Oye, excusas.. Hoy en día lo tienes todo a golpe de Amaz...


Ingredientes:

Para dos pechugas de pollo, limpias de piel.

Marinada:

  • 2 dientes de ajo.
  • 2 trozos de jengibre fresco, del tamaño de los ajos.
  • Un vasito de yogur griego, sin azúcar.
  • 2 cucharaditas de cayena molida.
  • 1 cucharadita de: garam masala, sal, cúrcuma y comino molido.
Salsa:
  • Mantequilla sin sal, 50gramos.
  • Una cebolla mediana.
  • Salsa de tomate casera.
  • Un clavo de aroma.
  • 1 cucharadita de: ajo en polvo, jengibre en polvo, cilantro en polvo, garam masala y sal.
  • Una cucharada de tikka masala o cualquier otra salsa picante hindú.
  • 300 mililitros de nata para cocinar.

Elaboración:

Preparamos la marinada con antelación porque hay que dejarla reposar al menos dos horas. Para ello, lavamos las pechugas, limpiamos si es necesario y las cortamos en dados tamaño pincho. Reservamos.

En el mortero machacamos los dos dientes de ajo pelados junto con el jengibre fresco, también sin piel, hasta obtener una pasta.

En un bol ponemos el yogur, las especias y la pasta de ajo y jengibre. Mezclamos bien y añadimos el pollo reservado. Movemos para que todos los trozos queden bien impregnados de la salsa. Cubrimos el bol y dejamos en la nevera unas dos horas.

Pasado este tiempo, encendemos el horno a 200ºC, calor arriba y abajo. Disponemos los trozos de pollo de forma uniforme sobre una fuente refractaria y los metemos en el horno unos 20 minutos o hasta que comiencen a dorarse. Sacamos y reservamos.

Ahora elaboramos la salsa. Calentamos una sartén grande y añadimos la mantequilla para que funda. Añadimos ahora la cebolla finamente picada. Cuando comience a dorar , añadimos la salsa de tomate. Después añadimos todas las especias secas, el clavo y movemos. Dejamos hacer un poquito para que las especies suelten su magia. Finalmente añadimos la salsa picante y la nata, removemos con una cuchara de madera y añadimos el pollo asado, con toda la salsa y restos del asado. Integramos bien y dejamos hacer unos diez minutos hasta que la nata comience a espesar. Retiramos del fuego.

Podemos servir con arroz aromático. Mi recomendación es que, una vez hecho el pollo, lo dejéis reposar en la nevera unas horas , para que se asienten bien los sabores. 

Ya contaréis, ya :)



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