Un clásico en estas fechas y de nuevo recurro a una receta popular para este postre. Como veréis más abajo, las medidas son muy fáciles de recordar. La diferencia con respecto a otras recetas es que en este caso no se añade anís a la masa sino que los roscos se bañan en el alcohol justo cuando salen de la sartén. Esto garantiza que queden jugosos y duren mucho más. Además resultan muy tiernos, ya lo veréis.Vamos a ello.
Ingredientes:
La medida base para esta receta es el número de huevos que uséis en ellla. Por cada huevo entero, usaremos:
- 7 cucharadas soperas de aceite de oliva desahumado.
- 7 cucharadas soperas de leche entera.
- 7 cucharadas soperas de azúcar.
- 2 sobres (1 azul y 1 blanco) de gasificante.
Adicionalmente, con independencia del número de huevos:
- 1 sobre de levadura química.
- 1 cucharadita de azúcar avainillada.
- 1 ramita de canela.
- Ralladura de limón o naranja, según prefiráis.
- Harina , la que admita.
- Anís seco.
- Azúcar y canela para cubrir los roscos.
Elaboración:
Para esta receta usé dos huevos. Salen aproximadamente 30 roscos. Bueno, 28, porque me zampé dos para probar la cocción xD.
En un cazo grande ponemos una cantidad generosa de aceite de oliva. Añadimos una cáscara de limón para desahumar y lo dejamos calentar un poco. Retiramos y reservamos hasta que se enfríe.
Molemos el palito de canela en un molinillo hasta que queden trocitos pequeños. Por último sacamos la ralladura del cítrico que hayamos elegido.
En un bol ponemos el huevo. Batimos un poco y vamos incorporando las medidas de leche y azúcar. Seguimos con el aceite ya frío. Separamos sólo las cucharadas necesarias y el resto lo reservamos para luego freir los roscos.
Volvemos a calentar el cazo de aceite. A su lado colocamos el cuenco con el anís y otro con el azúcar y la canela.
Cogemos pequeñas porciones de masa, amasamos un poco con la mano y hacemos una bolita. La colocamos sobre la superficie de trabajo. Presionamos con el dedo en el centro un poco , le damos la vuelta y presionamos por el otro lado hasta hacer el agujero de la rosquilla. Freímos en el aceite no muy caliente y cuando estén dorados los sacamos e inmediatamente bañamos en el anís por ambos lados. Sin detenernos apenas lo pasamos al cuenco de azúcar y canela para cubrirlos. Ese es el proceso.
Terminamos con la masa. Tendremos que ir añadiendo más aceite, anís y azúcar. Una vez fríos conservadlos en un recipiente tapado.
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